En la actualidad, el enfoque de manejo de la migraña tiene dos grandes objetivos. Por un lado, aliviar el dolor de cabeza y los síntomas asociados y, por el otro, prevenir nuevos ataques (1,2).

Opciones de tratamientos
Durante una crisis de migraña, existen diversos tipos de medicamentos para aliviar los síntomas; analgésicos, antieméticos, triptanes, gepantes, sólo por mencionar algunos (1,3). Para que sean más efectivos, es recomendable tomar la dosis correcta al inicio del dolor (1,3). Sin embargo, es importante tener presente que el uso frecuente y repetitivo de medicamentos para el tratamiento de un ataque agudo de migraña puede causar dolor de cabeza (3).
Según la gravedad, duración, frecuencia e incapacidad que causan las crisis de migraña en las personas que no consiguen alivio, a pesar de manejar adecuadamente los eventos agudos (ataques), se prescribe un tratamiento preventivo (3). Para este tipo de manejo de la migraña, en la actualidad, se dispone de varios grupos de medicamentos tomados por vía oral o inyectados (3). Sus efectos no se observan inmediatamente, sino que se requieren de dos a tres meses para evaluar su eficacia (3). Estos medicamentos se retiran tras mantener la respuesta favorable con su uso durante seis a doce meses aproximadamente (3).

Medidas ambientales
Durante un ataque de migraña, las siguientes son algunas medidas que se pueden tomar para sentirse mejor:

• Reposar en un ambiente tranquilo, como una habitación oscura y silenciosa (1,2).
• Intentar dormir (2).
• Aplicar compresas frías o calientes en la cabeza o cuello o tomar un baño caliente (1,2).
• Beber líquidos abundantes (1) y una pequeña cantidad de cafeína (2).

Por su parte, los siguientes son algunos hábitos que podrían colaborar para prevenir los ataques de migraña:

• Aprender un buen patrón de sueño. Despertar e irse a dormir en el mismo horario todos los días, incluso en los fines de semana (2). Si se realizan siestas, deben ser menores a 30 minutos (2). La migraña y el sueño tienen una relación muy estrecha (2).
• Ejercitarse con regularidad: la actividad física contribuye de varias formas al control de la migraña: libera en el torrente sanguíneo sustancias químicas que actúan contra el dolor, mejora el ánimo, ayuda a mantener un peso sano, entre otras (2).
• Aprender técnicas para manejar el estrés (1). Aunque generalmente no se puede evitar alguna de sus causas, se puede aprender a tenerlo bajo control (2). Es recomendable no comprometerse con actividades adicionales en un día ya ajetreado, delegar trabajo y dividir las tareas para abordarlas de a partes (2).
• Elegir las comidas con sabiduría; establecer un horario fijo para las comidas de cada día, y evitar saltearse alguna de ellas, pues el ayuno aumenta el riesgo de migrañas. Si se sospecha que algún alimento en particular está contribuyendo a las migrañas, anotarlo en un diario de cefalea (2).
• Algunos de los precipitadores alimentarios más conocidos son:
  • Alcohol (1)
  • Chocolate (1)
  • Quesos madurados (1)
  • Comidas fermentadas o picantes (1)

En conclusión, los medicamentos son una de las alternativas para el manejo de la migraña, pero no son la única (2); combinarlos con medidas de autocuidado y precauciones en el estilo de vida es la mejor forma de reducir la frecuencia y la severidad de la migraña (2).

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